Crónicas de mercado: Nanche o Nance
Por: Isis Samaniego
Durante mi adolescencia viajaba constantemente a la Isla del Carmen en Campeche, pasaba mis vacaciones de verano en un clima totalmente tropical, a decir de mis parientes siempre llegaba con bajo peso y color verde -mmm en verdad yo nunca noté eso que ellos veían en mí- tal vez era que como estudiante llevaba una dieta poco saludable y mucha fiesta (he de confesar que las desveladas y el antro eran lo mío). Estar a nivel del mar me hacía mucho bien, la presión se normalizaba, subía de peso, mi tono de piel mejoraba, sudaba todo lo que comía, era un agasajo comer de todo, entre pámpano frito, ostiones, caracoles en coctel, camarones en todas sus presentaciones y frutas, muchas frutas.
Entre estas, había en la Isla un árbol que de flores de color amarillo, entre julio y agosto se llenaba de frutos en forma de bolitas verdes que pasaban al amarillo o rojo cuando maduraban, los había dulces y ácidos, también los conocí en Veracruz, sólo que no conocía el árbol; nunca lo había visto. En el centro y sur del país se le llama nanche y comúnmente es una fruta dulce que se prepara con chile y limón en los mercados y parques de la región veracruzana; en Guerrero lo preparan como infusión alcohólica, en Veracruz como torito jarocho; más al sureste como ya lo narré en otra crónica de mercado, se le dice nance y aquí conocí ese otro nanche ácido que se usa para hacer una agua rica y nutritiva, además de disfrutarlo en paletas y raspados.
Hace unos años en la Universidad Autónoma de Nayarit, se llevaron a cabo varios estudios sobre esta drupa y un grupo de especialistas comprobó que además de los altos contenidos proteicos, este fruto puede contrarrestar infecciones gastrointestinales, enfermedades de la piel y padecimientos degenerativos. Según estudios químicos y farmacológicos, los extractos de hojas y corteza del nanche mostraron también que las concentraciones de sus compuestos son capaces de actuar contra los microbios patógenos en la piel, estos estudios confirmaron que el fruto tiene altas concentraciones de extractos etanólicos que mostraron actividad eficaz contra la bacteria del cólera, infecciones respiratorias, neumonías, meningitis y la fiebre reumática. Agregaron que, con los resultados se tienen las bases para elaborar posibles fármacos que ayuden al tratamiento de infecciones dermatofíticas y gastrointestinales.
Los investigadores destacaron que por su composición química la planta es empleada por los Mixes y otros pueblos indígenas de México como medicina tradicional[1]; como es sabido nuestros pueblos originarios siguen preservando parte de su historia ancestral como el uso de hierbas y frutos que de pronto nosotros ni nos enteramos para qué sirven. Sin embargo, es menester echarnos una plática con nuestras abuelas o abuelos o con las personas más viejas de la comunidad para informarnos o por lo menos abrevar de su sabiduría sea medicinal o culinaria. Así que, ahí les encargo comer nanches en esta época del año, y si viven en la ciudad de Puebla vayan por una paleta al barrio del Carmen, hay una paletería emblemática donde aún conservan las recetas tradicionales en el hacer de sus helados y sorbetes.
Fotografías: Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera.
[1] Portal Infomed: ISSS, Investigaciones en sistemas de servicios y salud (Revista universitaria UNIR, año 2000. UAN.)
Isis Samaniego (Rio Blanco, Veracruz, sept/77). Estudió la maestría en Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Tlaxcala, y Artes y Administración en la Universidad Veracruzana. Es miembro fundador de Ediciones Ají y miembro del colectivo Adictos a la Poesía de Xalapa, Veracruz. Ha publicado cuento y poesía en diversos medios. Su último libro, Jacaranda, fue editado por el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Colabora con la Comunidad Slow Food Guardianes de Sabores en Cholula.