"nadie educa a nadie, nadie se educa solo"

Paulo Freire, "La Pedagogía del oprimido".

sobre nosotros

Nuestra propuesta: educación para la paz y el desarrollo

Elegimos el camino de la educación no formal porque implica una relación de acompañamiento directo a los grupos y las personas, donde se toman en cuenta sus intereses saberes, conocimientos, experiencias, prácticas, haciéndolos partícipes de la solución y la resolución de sus problemáticas y conflictos; trabajamos con metodología, contenidos y planeación dentro de un marco no institucionalizado, lo cual permite procesos oportunos, flexibles, amplios, abiertos e incluyentes.

Entendemos el desarrollo como la satisfacción de todas las necesidades propias del ser humano, no sólo las primarias (alimento, vivienda, educación, salud), sino también necesidades que son en sí mismas potencialidades humanas individuales y colectivas, como la protección, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad, libertad, distribución equitativa del ingreso, vida digna, una situación ambiental sana, ejercicio de los derechos sociales y políticos, y la participación en los asuntos públicos.

Consideramos que para que el desarrollo exista, ha de existir también la paz, que entendemos a partir de las concepciones hebrea e hindú de paz positiva, mismas que se definen por el bienestar del ser humano en sus dimensiones material y no material, y están relacionadas con la justicia, pues si no hay justicia, aunque no haya conflicto, tampoco hay paz; entendiendo que ésta no es un estado, sino un proceso.

Entonces, para que las necesidades antes mencionadas se satisfagan trabajamos educación para la paz y el desarrollo que es un proceso en el que se afloran, afrontan y resuelven conflictos de manera noviolenta para lograr una armonía del ser consigo mismo, con otros y con el medio. Implica trabajar desde el grupo, justicia, tolerancia, respeto, escucha, diversidad, cooperación y colectividad.

 

nuestra metodología

La metodología que usamos parte del principio “nadie educa a nadie, nadie se educa solo” (Freire, Pablo, La pedagogía del oprimido); el conocimiento, la experiencia y los saberes se comparten facilitando procesos en los que se utilizan técnicas socioafectivas, problematizadoras y participativas, primordialmente. Esto nos permite la creación de un ambiente de trabajo horizontal y distendido, utilizando herramientas y recursos para analizar, reflexionar y resolver de manera creativa, organizada, asertiva y noviolenta los conflictos; viviendo en carne propia la construcción del conocimiento, la confianza, la afirmación, la comunicación y la cooperación.

En el diseño de pláticas, talleres cortos y talleres a profundidad tomamos en cuenta el proceso y las necesidades de cada grupo, además de cuatro grandes componentes transversales que nos permiten trabajar una gran diversidad de temas. Éstos son:

— Noviolencia

Plantea construir y proponer soluciones creativas a situaciones de conflicto tomando en cuenta las necesidades de todas las partes. Es una forma de vida, una estrategia política; implica la transformación hacia una sociedad con capacidad de indignarse, actuar ante la injusticia, dialogar, y trabajar en colectivo sin violentar, minimizar o eliminar a alguna de las partes ni evitar o ignorar el conflicto.

— Equidad de género

Trabajar con equidad de género significa hacer visibles las diferencias de la condición y posición de hombres y mujeres y satisfacer necesidades y oportunidades que persigan la equidad y la autonomía en sus relaciones entre hombres y mujeres, tomando como referentes la diversidad social, cultural e individual.

— Participación Social

La participación social como estrategia, promueve la interacción entre los sujetos sociales y las diversas instituciones gubernamentales para, conjuntamente, analizar y resolver los problemas y necesidades de la población por medio de planificar, llevar a cabo y evaluar las políticas, planes y programas públicos, de manera democrática y concertada.

— Sustentabilidad

Entendemos por sustentabilidad, la búsqueda de un balance entre los intereses económicos, sociales, ambientales, éticos y políticos que permita construir la gestión y toma de decisiones en torno a procesos, programas y planes amplios e integrativos. Implica un nivel de flexibilidad que depende del reconocimiento mutuo de derechos y obligaciones entre quienes participan en el desarrollo.